El 13 de mayo de 2021  se ha aprobado la primera Ley de Cambio Climático y Transición Energética de España en el Congreso de los Diputados. Esta ley es clave para activar las palancas de recuperación económica y establecer los objetivos para alcanzar la plena descarbonización de la economía antes de 2050.

La vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha hecho énfasis en el intenso trabajo que todos los grupos parlamentarios han  realizado y del grado de implicación que la ley ha suscitado. La ley de Cambio Climático y Transición Energética contempla una primera revisión de sus objetivos en 2023.

Cambio climático

Los impactos del cambio climático son ya visibles en nuestro país: la tormenta Gloria que azotó el litoral español y la borrasca Filomena que el pasado enero inmovilizó gran parte del país, son la muestra de la contundencia de los efectos de la alteración climática.

Los eventos meteorológicos extremos de este tipo suponen para nuestro país una media de casi 700 vidas y 900 millones de euros al año. Por ello, la vicepresidenta ha insistido en la urgencia de transformar el modelo de desarrollo y nuestra forma de vida, mediante criterios de sostenibilidad y resiliencia.

Modernizar la economía

La vicepresidenta ha destacado que este proyecto constituye un primer paso para articular el resto de políticas y medidas, y orientar así el proceso de recuperación hacia un modelo de prosperidad duradero y respetuoso con los límites del planeta. Además es necesario más ambición para llegar a la plena descarbonización, sustituir los combustibles fósiles por energías renovables, modernizar la economía y transformar los modelos de producción y de consumo.

Ribera recordó que «cada generación tiene la obligación de resolver o mitigar los problemas que encontró para evitar trasladarlos como herencia a la siguiente generación».

Compromiso con la descarbonización

El compromiso de España con la descarbonización queda reflejado en los objetivos de reducción de emisiones en sectores difusos (movilidad, usos térmicos en edificios, residuos o agricultura) que, con una reducción del 39%, está 13 puntos por encima de la meta del 26% fijada por la Unión Europea.

Mientras que la UE establece una penetración de renovables entre un 38% y un 40% en el consumo final de energía para 2030, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima establece para España un 42%. En lo tocante a eficiencia energética, Europa considera necesario un aumento de entre el 36 y el 37% para 2030, mientras que el objetivo español se sitúa en el 39,5%

Fuente: Miteco