Los resultados obtenidos por el Grupo de Ingeniería Química y Ambiental (GIQA) de la URJC demuestran que un nuevo tratamiento con estos organismos alcanza tasas superiores a las obtenidas por otras tecnologías utilizadas en la depuración de aguas.

 

Los investigadores han estudiado la utilización de hongos ligninolíticos, también denominados de podredumbre blanca, para la eliminación de microcontaminantes emergentes de tipo farmacéutico, un conjunto de sustancias tóxicas que tienen un impacto negativo sobre el medio ambiente. Los resultados obtenidos demuestran que el tratamiento ensayado mejora eficazmente la eliminación de estos contaminantes.

El estudio se ha realizado con aguas residuales urbanas de salida de la depuradora del Campus de Móstoles de la Universidad Rey Juan Carlos (1.800 habitantes equivalentes) y de una estación depuradora de aguas residuales (EDAR) situada en la provincia de Toledo (65.000 habitantes equivalentes). El tratamiento de ambas aguas se ha llevado a cabo en una unidad de contactores biológicos rotatorios (CBR) a escala laboratorio, donde se inmovilizó un cultivo del hongo de pobredumbre blanca (Trametes versicolor).

Biodiscos de la planta piloto de depuración del Centro de Apoyo Tecnológico (campus de Móstoles)

El uso de contactores biológicos rotatorios o biodiscos en los ensayos realizados solventa limitaciones previas, ya que los cultivos de hongos se veían afectados por la proliferación de bacterias y era necesario renovar o añadir otros sustratos para evitar su desplazamiento.

Los ensayos han dado como principal resultado elevadas tasas de eliminación de los microcontaminantes farmacéuticos, sobre todo en sustancias como la carbamazepina (15-40%), el gemfibrozilo (60-95%), la hidroclorotiazida (45-95%) y el sulfametoxazol (62-90%), los cuales resultan superiores a los observados en tratamientos convencionales de fangos activos.

Además, este tratamiento ha demostrado una elevada capacidad para reducir la carga de carbono orgánico total (COT), entre el 71-77% para ambas aguas residuales, durante periodos de tratamiento en continuo de más de 50 días tratando 10 L/día de agua en un reactor de 10 litros de capacidad. Los investigadores apuntan que los resultados del tratamiento en los dos efluentes reales de aguas residuales demuestran que esta tecnología puede trasladarse a pequeñas estaciones de depuración operando con un tiempo de residencia hidráulico relativamente bajo de un día y sin la necesidad de aireación.

 

Fuente: Universidad Rey Juan Carlos