Un estudio dirigido por Anna Michalak, Julian Merder y Gang Zhao de Carnegie, del insatituto Carnegie para la ciencia,  revela que el cambio climático está aumentando el riesgo de proliferación de algas tóxicas, particularmente en regiones de latitudes más altas. Estas algas producen una toxina llamada microcistina, que puede ser perjudicial para la salud humana y el medio ambiente, así como afectar a la pesca y el turismo. La proliferación de estas algas se debe al exceso de nutrientes, como nitrógeno y fósforo, que provienen de actividades humanas, como la agricultura.

El estudio identifica que las temperaturas del agua de 20 a 25 grados son las más propensas a desarrollar niveles peligrosos de microcistina. Además, sugiere que a medida que las temperaturas continúan aumentando debido al cambio climático, las áreas más afectadas se moverán hacia el norte.

Este riesgo representa una amenaza para el suministro de agua potable, la pesca y otras actividades sociales en muchas partes de los Estados Unidos. El estudio destaca la importancia de desarrollar estrategias de gestión para abordar este problema y preservar la calidad del agua en el contexto del cambio global.