
Ingenieros del MIT han desarrollado un método para remover contaminantes como el plomo y otros metales pesados del agua, en un proceso del que dicen que es de lejos más eficiente energéticamente que otros sistemas actuales, aunque hay otros en desarrollo que se le acercan. En última instancia, puede ser utilizado para tratar reservas de agua contaminadas con plomo a nivel usuario (desde los hogares), o para tratar agua contaminada procedente de procesos industriales o químicos.
El nuevo sistema es lo último de una serie de aplicaciones basadas en el descubrimiento original que se hizo hace seis años por miembros del mismo equipo de investigación, desarrollado inicialmente para la desalinización del agua marina o agua Blanca, y finalmente adaptado para remover componentes radiactivos presentes en el agua del sistema de enfriamiento de plantas nucleares. La nueva versión es el primer método de este tipo que podría aplicarse al tratamiento de los suministros de agua domésticos, al igual que los usos industriales.
“Es complicado eliminar los metales pesados tóxicos persistentes presentes en diversos suministros de agua,” dice Alkhadra. “Obviamente hay métodos competentes hoy en día que realizan esta función, por tanto, es importante saber qué método puede hacerlo de forma más eficiente y barata.”
El mayor reto es intentar eliminar el plomo, el cual está presente en concentraciones muy pequeñas, y ampliamente excedido por otros componentes elementales. Por ejemplo, el sodio está presente normalmente en el agua potable en concentraciones miles de veces superiores a las del plomo, pero este último es mucho más tóxico. La mayoría de los procesos existentes, como la osmosis inversa o la destilación, eliminan todos los componentes a la vez, explica Alkhandra. Esto no solo necesita mucha más energía de la que sería necesaria para una eliminación selectiva, también es contraproducente ya que es necesario que el agua tenga las concentraciones adecuadas de sodio y magnesio para que sea saludable.
El nuevo proceso emplea una técnica llamada electrodiálisis de choque, en la cual un campo eléctrico se utiliza para generar una onda de choque en un material poroso cargado eléctricamente el cual porta el agua contaminada. La onda de choque se propaga de un lado a otro según aumenta el voltaje, dejando tras de sí una zona donde los iones metálicos se agotan, y se separa el flujo de alimentación en una salmuera y un efluente fresco. El resultado del proceso es que se reduce un 95% la cantidad de plomo saliente.
En principio, “esto hace que el proceso sea mucho más barato”, dijo Bazant, “Porque la energía eléctrica que introduces para realizar la separación realmente va tras objetivos de alto valor, como el plomo. No estás malgastando grandes cantidades de energía en eliminar el sodio”. Debido a que el plomo se encuentra en tan bajas concentraciones, “No es necesaria mucha corriente para eliminar esos iones, así que es una forma económica de realizarlo”.
El proceso todavía tiene sus limitaciones como, por ejemplo, que solo se ha demostrado a escala de laboratorio con flujos lentos. Llevar el proceso a otra escala requerirá más investigación, cuanto mayor sea la escala, más investigación necesita. Pero podría ser implementado de aquí a unos años en sistemas familiares y, posteriormente, trasladarlo a tratamientos industriales.
Fuente: MIT
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