
Poder transformar el agua marina en agua potable es muy importante en países con escasez de agua. Para realizar este proceso, se necesita eliminar ciertas partículas cargadas, llamadas iones, del agua. Sin embargo, algunos de estos iones son difíciles de eliminar por sus propiedades químicas. Una investigación reciente, por científicos de Israel y Países Bajos, está ayudando a mejorar este proceso de eliminación de iones.
Los investigadores fueron capaces de predecir el comportamiento de los iones de boro durante el procesamiento del agua, y así, poder simplificar su eliminación. Varios iones, tanto perjudiciales como valiosos, presentes en las fuentes de agua son anfóteros, sus propiedades varían en función del pH del agua y es difícil su eliminación con tecnologías de membrana estándar.
Desalinización del agua marina
Como ejemplo de estos procesos de eliminación de iones, Dykstra siempre utiliza la desalinización del agua marina. Es un proceso que se realiza por todo el mundo. Por ejemplo, varios países alrededor del Mediterráneo emplean el agua de mar desalinizada para la irrigación. La desalinización está adquiriendo gran relevancia debido a las sequías en varios territorios. Dykstra: “Las nuevas tecnologías son necesarias para complacer la demanda de agua potable, no solo en el Mediterráneo y Oriente Medio, sino también en Países Bajos”.
Los investigadores de Wageningen están trabajando en este reto junto a compañeros de Technion (Instituto de Tecnología israelí), y de Wetsus (Centro Europeo de la Excelencia para la Tecnología Sostenible del Agua en Leeuwarden). Juntos han desarrollado un nuevo modelo teórico del comportamiento del boro durante un proceso conocido como desionización capacitiva. Esta técnica emergente, sin membranas, para el tratamiento del agua y la desalinización utilizando electrodos microporosos de flujo continuo. Cuando se le aplica una corriente eléctrica, los iones se absorben en los electrodos y, por lo tanto, se eliminan del agua.
Un nuevo diseño
Los investigadores descubrieron que este sistema requiere de un nuevo diseño. Por ejemplo, demostraron, tanto teórica como experimentalmente, que el agua tiene que fluir del electrodo positivo al negativo, y no en cualquier otra dirección. “Nuestro descubrimiento prueba que un buen modelo teórico es esencial para un control efectivo en procesos químicos complejos”, concluyó Dykstra. “Esto ofrece varias posibilidades interesantes. Puedes utilizar este modelo para otros retos en el tratamiento de aguas residuales, como eliminar arsénicos o pequeñas moléculas orgánicas, como herbicidas o residuos de medicamentos”.
Fuente: Universidad de Wageningen
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