
En 2022, hubo una proliferación de algas tóxicas en el río Oder, que cruza la frontera entre Alemania y Polonia, debido a la presencia de la alga Prymnesium parvum alimentada por la escorrentía de sitios industriales y bajos niveles de agua. Esta situación causó la muerte de 360 toneladas de peces en seis semanas, afectando a 16 millones de personas en la región. Un informe de la Unión Europea sugiere que una mejor supervisión del agua podría haber prevenido la crisis. Esta situación resalta la importancia de monitorear de cerca la salud de los cuerpos de agua en medio de presiones crecientes de contaminación, cambio climático y pérdida de biodiversidad.
La comunidad internacional ha señalado la necesidad de un seguimiento más exhaustivo para predecir riesgos y puntos críticos, lo que permitiría una gestión sostenible de los recursos hídricos y evitar desastres que afecten a millones de personas. Las tecnologías como imágenes satelitales, inteligencia artificial y datos convencionales pueden ser valiosas para anticipar eventos climáticos extremos y crisis relacionadas con el agua. La información sobre temperatura del agua y flujo también es crucial, ya que afecta a la generación de electricidad, enfriamiento industrial y otros sectores.
La falta de monitoreo adecuado puede llevar a desafíos como la proliferación de algas, contaminación plástica y propagación de enfermedades. Los expertos enfatizan que la inversión en sistemas de alerta temprana es esencial para aumentar la resiliencia local y nacional, así como para prevenir repercusiones económicas significativas. El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) lidera esfuerzos en esta dirección, promoviendo la toma de decisiones informadas y la mitigación de amenazas a los ecosistemas y al desarrollo sostenible.
Fuente: ONU
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