
Nueva Zelanda es un país rico en recursos hídricos, aunque también es uno de los mayores consumidores de agua per cápita. En los últimos años, las sequías han afectado gravemente a diferentes partes del país, lo cual, junto con el alto consumo por parte del sector agrícola para regadío, ha originado escasez en el suministro. Además, la calidad del agua se ha deteriorado debido entre otros aspectos al tratamiento irregular de las aguas residuales y pluviales, la transformación del territorio para uso urbano o agrícola y el impacto de la ganadería en el suelo y ríos, especialmente de la ganadería vacuna y ovina (una de las principales industrias del país).
A raíz de un incidente sanitario en 2016, el gobierno neozelandés llevó a cabo una exhaustiva revisión de los servicios de las tres aguas en el país (potable, residual y pluvial) que destapó muchas de las fallas del sector, entre las que se encontraba el envejecimiento de las infraestructuras que lo sostienen. Esto ha dado lugar a una restructuración del sector y una gran inversión pública para poner al día dichas infraestructuras.
Esta inversión pública ha sido la principal fuente de ingresos de las empresas constructoras de infraestructuras. De hecho, el segmento de obras hidráulicas y construcción de infraestructuras de riego fue el que tuvo el mayor peso en 2019-20, con unos ingresos de 1.250 millones NZD (aprox. 735 millones €).
Oportunidades de negocio
El gobierno lanzó un paquete de inversión de 761 millones NZD (aprox. 447 millones €) para apoyar y mantener las infraestructuras de aguas. Esto puede suponer oportunidades para las empresas especializadas en estos sectores tanto nacionales como aquellas internacionales que posean un elevado know-how tecnológico y estratégico.
La experiencia en los mercados neozelandés y/o australiano es imprescindible a la hora de conseguir concursos y licitaciones. Aun así, una forma habitual de entrar en los mismos es a través de consorcios o alianzas con empresas locales, proporcionando la empresa extranjera aspectos específicos del proyecto, generalmente relacionados con las cuestiones más técnicas donde las empresas locales tienen mayores dificultades, mientras que estas últimas aportan mano de obra local, experiencia previa en el país y contactos con la administración.
Dentro de las barreras de entrada cabe destacar que uno de los mayores problemas del sector de la construcción en Nueva Zelanda es la escasez de personal cualificado.
Fuente: ICEX
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