
El tratamiento del agua de mar con productos químicos seleccionados antes de la desalinización podría reducir la bioincrustación y alargar la vida útil de las membranas de filtración. La identificación de los componentes de los antiincrustantes de membrana que causan la bioincrustación podría ayudar a que la desalinización de agua de mar sea una fuente más sostenible de agua dulce.
La desalinización de agua de mar, en particular por ósmosis inversa (SWRO), que consiste en presurizar el agua de mar a través de una membrana a alta presión para eliminar la sal y las impurezas, se ha convertido en una fuente de agua potable ampliamente adoptada en los países costeros áridos.
Sin embargo, la ósmosis inversa consume mucha energía y las membranas usadas generan muchos desechos. El agua de mar normalmente se trata previamente con antiincrustantes para evitar la formación de incrustaciones de sal en las membranas. El bajo costo de estos productos químicos en comparación con otros métodos ayuda a mantener bajos los precios del agua, de ahí su popularidad. Pero muchos de ellos desencadenan el ensuciamiento al promover el crecimiento microbiano.
El equipo de investigación de González-Gil, de la Universidad de King Abdullah, preparó viales de agua de mar natural con una pequeña concentración inicial de bacterias autóctonas. Al agregar uno de los ocho antiincrustantes comunes a viales separados, midieron el crecimiento bacteriano diario y lo compararon con el crecimiento bacteriano en agua de mar sin antiincrustante.
El equipo descubrió que algunos antiincrustantes contenían otros compuestos además de los ingredientes activos. Un contaminante en particular, el ortofosfato, promovió claramente el crecimiento bacteriano. «Sorprendentemente, no todos los antiincrustantes a base de fosfanato estaban contaminados con ortofosfatos», dijo González-Gil.
La técnica de huellas dactilares químicas del equipo podría ayudar a los fabricantes a adaptar los antiincrustantes para que contengan menos compuestos que aumenten las bacterias.
Actualmente, las membranas de ósmosis inversa se reemplazan cada tres a cinco años, a pesar de una vida útil potencial de 10 a 15 años. «Minimizar la bioincrustación extenderá su vida útil y reducirá los desechos de membranas depositados en vertederos», agrega Gonzales-Gil, otro miembro del equipo.
Das espera desarrollar una prueba simple de baja tecnología para su uso en plantas de desalinización en todo el mundo. «Queremos eliminar las ‘cajas negras’ en la industria de la desalinización e impulsar iniciativas más ecológicas que tengan impacto para Arabia Saudita e internacionalmente», agrega.
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