
Una investigación realizada por la Universidad de Waterloo pone en tela de juicio la percepción de Ontario como una región con abundancia de agua, desafiando la idea de seguridad hídrica en la cuenca de los Grandes Lagos. Utilizando un análisis de riesgos único, los investigadores consideraron factores como calidad, cantidad, regulaciones y preocupación pública para evaluar la seguridad hídrica a nivel local. Los resultados revelaron que al menos la mitad de las cuencas estudiadas presentaban un riesgo hídrico de moderado a alto.
El riesgo hídrico se define como la probabilidad de problemas relacionados con el agua, como caudales bajos estacionales, agotamiento de aguas subterráneas, calidad degradada y conflictos entre usuarios del agua, que pueden afectar negativamente a la sociedad, la economía y el medio ambiente. Dado que el agua es un recurso compartido, estos riesgos afectan a todos los usuarios, incluyendo empresas, inversores, reguladores y la sociedad en general.
El estudio resalta la importancia de considerar factores humanos y contextuales junto con datos técnicos al evaluar la seguridad hídrica. Por ejemplo, al analizar los conflictos entre usuarios del agua, se descubrió que el riesgo potencial aumentaba considerablemente en comparación con el análisis basado únicamente en la calidad o cantidad del agua. Además, el estudio incorporó perspectivas adicionales como advertencias sobre agua potable, controversias mediáticas y condiciones de sequía pasadas para una evaluación de riesgos más completa.
Aunque el estudio se centró en Ontario, el marco de evaluación de riesgos podría aplicarse a otras regiones en el futuro. Los investigadores también planean expandir su enfoque considerando la percepción de riesgo de analistas y tomadores de decisiones en el sector corporativo y financiero, con el objetivo de diseñar herramientas de apoyo a decisiones adaptadas localmente. En resumen, garantizar un futuro con agua segura y resistente al cambio climático es crucial, y este estudio subraya la necesidad de una evaluación proactiva de los riesgos hídricos y sus puntos críticos en lugar de centrarse exclusivamente en la cantidad de agua disponible.
Fuente: Universidad de Waterloo
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