Thames Water la empresa actualmente responsable de abastecer de agua a los más de 8 millones de habitantes de Londres y a sus zonas metropolitanas, ha sido condenada a pagar una multa de 4 millones de libras esterlinas. Además de pagar los costes de la Agencia de Medio Ambiente, que ascienden a 84.669 libras esterlinas.

Esta condena se debe al incidente del la tormenta Imogen del invierno de 2016, que provocó que la planta de tratamiento de Surbiton no pudiera manejar todas las aguas residuales y lodos producidos. Causando una fuga por las alcantarillas por debajo de Londres vertiendo a un parque y un río cercanos a Hogsmill.

Alrededor de 79 millones de litros de lodo se escaparon a través de un área de unos 6.500 metros cuadrados. Se necesitaron 30 personas al día durante casi un mes para limpiar todo el lodo de la planta.

El suceso de  2016

Tras la activación de las  alarmas de alta prioridad que habrían avisado al personal sobre el incidente, no hubo una actuación al respecto, debido a que se pasaron por alto o se ignoraron. En lugar de tratar las aguas residuales, las bombas fallaron, lo que permitió que el efluente crudo se acumulara en la red de alcantarillado. Saliendo de un pozo de registro hasta cubrir una zona del tamaño de tres campos de fútbol.

Las aguas residuales se desplazaron con tanta fuerza por el parque y hacia el río, que dejaron lodos espesos, papel higiénico y toallitas húmedas que cubrieron la orilla del río, la hierba, los arbustos y una zona arbolada. Dañando el corredor verde que es un hábitat crucial para peces y fauna tan diversa como murciélagos, topillos acuáticos y martines pescadores.

Thames Water se declaró culpable de depositar residuos de aguas residuales en febrero de 2016. Además del vertido de aguas residuales en el río Hogsmill en enero y octubre de 2018, y un incidente en septiembre de 2019, cuando se liberaron lodos de aguas residuales de las obras de tratamiento de aguas residuales de Hogsmill por error.

Fuente: Waterbriefing