
El tratamiento de aguas residuales es un ámbito en plena expansión en el sector del agua de todo el mundo. La necesidad de una gestión sostenible de los recursos hídricos disponibles hace que el sector tenga que afrontar el reto de pasar de las Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales convencionales a la modernización de sus instalaciones y la mejora en la recuperación de productos que fomenten el ciclo de la economía circular.
La calidad del efluente tras el tratamiento en EDAR es óptima para diversos usos. La aparición de una Directiva Marco de Aguas aprobada el 20 de diciembre por el Parlamento Europeo implementará condiciones más restrictivas en la calidad de las aguas residuales tratadas para su reutilización directa en regadíos o para su vertido en ríos.
Algunos retos a los que nos enfrentamos hoy en día en las EDAR son: la eliminación de sustancias prioritarias como los disruptores endocrinos, la mejora en el ámbito de la higienización, adecuación de los fangos y eliminación de patógenos y contaminantes emergentes a través de procesos como la carbonización hidrotermal, de tal modo que cumpla los parámetros estandarizados estipulados en la legislación, se debe mejorar también la participación de la ciudadanía y la concienciación por el cuidado del medio ambiente y mejorar las barreras legales ya que la legislación de la UE es muy conservadora y choca con los principios de economía circular. Se necesitan por tanto legislaciones más flexibles.
Un ejemplo de proyecto muy importante en este ámbito es el Proyecto REWAISE de H2020, que se basa en 3 pilares: extraer valor del agua, generar valor de agua y conseguir así grandes oportunidades de negocio y potenciar el valor del agua eliminando todo tipo de contaminantes para que las aguas residuales tengan mayor variedad de usos tras sus respectivos tratamientos.
A medida que aumenta el avance en el desarrollo de las tecnologías propias de una EDAR, también lo hace proporcionalmente la posibilidad de pasar de una EDAR convencional a una más moderna en la que se tenga como objetivo prioritario la recuperación de recursos y seguir en la línea de la economía circular. Para ello, todas estas tecnologías deben de estar en un alto grado de desarrollo y los gestores de residuos de las EDAR deben de abandonar la idea de que el material con el que van a tratar no es de peor calidad que uno fabricado recientemente. Así, los principales recursos que se podrían obtener de una EDAR son: la materia orgánica que ha sido previamente floculada y que finalmente ha sedimentado al fondo del decantador, y que luego estos lodos pueden utilizarse como fertilizantes, la obtención de energía y productos para su utilización en biocombustibles y biometano, así como la obtención y recuperación de nutrientes como el nitrógeno y el fósforo, cuya alta concentración en las aguas superficiales pueden provocar graves problemas como la eutrofización y crecimiento desmesurado de algas fitoplanctónicas.
De hecho, algunas empresas como Aqualia, están apostando por tecnologías avanzadas en el tratamiento de las aguas residuales, como son las tecnologías MBBR que permiten la recuperación de estos residuos. En España varias EDAR al norte de Cataluña ya cuentan con este tipo de tecnología.
La principal herramienta para diseñar una EDAR con el objetivo principal de recuperación de residuos es pensar primero que no todas las EDAR son iguales, se debe mejorar en el ámbito de la digitalización y establecer nuevos modelos matemáticos para diseñar nuevas tecnologías y optimizar el funcionamiento de las EDAR. Además, se está estableciendo una tendencia en la que se está apostando más por los tratamientos anaerobios con menores costes de explotación y mayor aprovechamiento de los recursos.
Fuente: AEAS
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