La empresa noruega Waterise ha desarrollado un novedoso método de desalinización submarina que funciona a 400 metros bajo el agua y que supone un gran ahorro de energía y de espacio.

Mientras que las plantas desalinizadoras tradicionales suelen situarse cerca de los océanos para filtrar el agua de mar, la empresa tecnológica Waterise quiere llevar la desalinización al fondo del mar. Al sumergir los sistemas de desalinización en contenedores, la empresa cree que se aprovecha la «presión previa a la membrana» hidrostática natural.

Un proyecto piloto en Boknafjorden (Noruega) ha demostrado hasta ahora una reducción del 40% de la energía en comparación con las tecnologías convencionales de ósmosis inversa (OI). Además, esta tecnología requiere un 80% menos de terreno que las plantas convencionales.

La empresa está avanzando en su primera instalación comercial en Arabia Saudí. También está llevando a cabo otras conversaciones en Egipto, las Islas Canarias y España para realizar otros proyectos pilotos.

Funcionamiento

El sistema de desalinización combina la actual tecnología de membranas de ósmosis inversa de DuPont con la tecnología submarina noruega utilizada en aplicaciones de petróleo y gas durante las dos últimas décadas. El diseño estándar está dividido en módulos y tiene una capacidad de 50.000 m3/día y podría alcanzar una capacidad de 200.000 m3/día conectando cuatro unidades de módulos.

A 400 metros de profundidad, la planta se conecta mediante una «conexión umbilical», un cable que proporciona electricidad y comunicación, así como una tubería que devuelve el agua a la costa. La distancia a la costa dependerá de la ubicación para llegar a los 400 metros de profundidad, pero en promedio, la empresa dice que estaría entre 5 y 7 km de la costa.

La calidad del agua bruta a 400 metros de profundidad es muy buena. Esto evita la proliferación de algas, medusas u otros contaminantes, que suelen reducir la disponibilidad de las plantas terrestres. Esto significa que no hay paradas anuales por problemas de calidad del agua de mar y también elimina la necesidad de un pretratamiento costoso.

Los resultados del ensayo de Boknafjorden han mostrado un consumo energético de 1,8-2 kWh/m3, frente a los 3,3 a 3,6 kWh/m3 de la desalinización terrestre.

El reto de la eliminación de la salmuera

La salmuera, un producto de desecho del proceso de desalinización del agua, es calificada como «uno de los grandes retos medioambientales del mundo». Las plantas desalinizadoras convencionales vierten salmueras con el doble de salinidad que el agua de mar que tratan.

Los métodos actuales de eliminación de salmuera incluyen su bombeo al mar o zonas de captación donde se recoge la sal residual. Waterise explica que el elemento de diseño de baja recuperación junto con la profundidad, puede evitar el reto de la eliminación de la salmuera.

El diseño de baja recuperación ofrece en lugar de los 65 bares de presión necesarios en las plantas convencionales, 40 bares ya que se reduce la recuperación y las membranas. Además, no se utilizan productos químicos en el tratamiento, lo que significa que desde el punto de vista de la huella, la energía y la salmuera, tienen un enorme beneficio medioambiental.

Las innovaciones en desalinización y los retos

Waterise no es la primera empresa que intenta comercializar la desalinización submarina. La nueva empresa holandesa Waterfountain ha desarrollado un sistema de desalinización modular no tripulado que, puede llegar desalar 30.000 m3/día. En lugar del sistema Waterise, que se conecta a la costa, este sistema se conecta a un buque flotante de 200 pies, que podría funcionar con gas natural licuado (GNL).

El gran reto será encontrar una ubicación en el océano a 400 metros de profundidad que esté lo suficientemente cerca de un usuario como para que el ahorro de energía no sea mermado por el coste del traslado. Si hay que bombear el agua a una distancia considerable en tierra por ejemplo a más de 100 km, el ahorro de energía desaparecerá rápidamente.

Fuente: Waterise